jueves, 28 de febrero de 2013

Revolución interior



Dice Bryant McGill que “toda revolución comienza por uno mismo”. Nada más cierto que estas pocas palabras para describir esa disposición del ánimo para encarar una de las aventuras más importantes que puede llevar a cabo un ser humano: conocerse.

En algunos casos, este conocerse está ligado a lo que podría considerarse un final de recorrido. Es decir, alcanzados los objetivos (o al menos la mayoría de ellos), cubiertas las necesidades básicas, ahora disponemos de tiempo para nosotros, para bucear en nuestros intereses postergados o para encontrarlos, eso que Maslow llamó “autorrealización” y que tiene que ver con la capacidad de conectar con lo que hay de valioso en la vida, una suerte de serenidad que nos permite evaluar despojados del ego cada situación vivida y ser más espontáneos y creativos.

Desde otro lugar, este conocerse está más relacionado a la necesidad de apropiarnos de nuestros recursos personales –emocionales, intelectuales, cognitivos, morales, físicos, espirituales- para afrontar las sucesivas crisis que, como cualquier mortal, atravesamos a lo largo de nuestra vida. Las crisis son momentos de cambio que se caracterizan por generar incertidumbre y que avanzan hacia una resolución que nos gustará o no de acuerdo a cómo las hayamos aprovechado. Si son una oportunidad para desafiar nuestras limitaciones y poner a prueba los recursos que sabemos que tenemos o si nos sirven de justificación no del fracaso sino de algo peor que el fracaso:  el ni siquiera haberlo intentado.

En este sentido, es importante subrayar qué papel juegan las terapias o en el caso del counseling, la relación de ayuda. Un proceso de ayuda es un llamado a la rebelión, implica la determinación insoslayable de llegar a lo más profundo de nosotros y reconocernos, vale decir, un volver a encontrarnos y vernos a la luz de nuestras experiencias. Y es tanta la rebelión que incluso nos aceptamos y nos perdonamos. Y en esa liberación que supone la aceptación y el perdón, en esa profunda subversión de todos los esquemas, nos abrazamos, nos permitimos cambiar y salir al mundo a ofrecer lo que somos, que es mucho más de lo que creemos. Y sobre todo, muchísimo más valioso.

Nota publicada en el diario "El semejante"
©Clr. Alejandra Gómez Joaristi

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